miércoles, 8 de julio de 2015

El Viejo Samurai

 

 

Como ya lo he mencionado antes, soy una apasionada de la filosofía sufí y de hecho uno de mis mayores tesoros son los cuentos de Nasrudin, por ello he decidido - en vista de que mi tiempo estos días está superacaparado - que en lugar de presentar un nuevo booktag, pues me dediqué a buscar una bonita reflexión de la tradición sufí, si bien ésta no lleve como protagonista al peculiarmente sabio Nasrudin. 

Espero la disfruten...
 
Había una vez en el antiguo Japón un viejo samurai ya retirado que se dedicaba a enseñar el arte de la meditación a sus jóvenes alumnos. A pesar de su avanzada edad, corría la leyenda que todavía era capaz de derrotar a cualquier adversario.

Cierto día apareció por allí un guerrero con fama de ser el mejor en su género. Era conocido por su total falta de escrúpulos y por ser un especialista en la técnica de la provocación. Este guerrero esperaba que su adversario hiciera el primer movimiento y después con una inteligencia privilegiada para captar los errores del contrario atacaba con una velocidad fulminante. 
 
 
Nunca había perdido un combate...
 

Sabiendo de la fama del viejo samurai, estaba allí para derrotarlo y así aumentar su fama de invencible. El viejo aceptó el reto y se vieron en la plaza pública con todos los alumnos y gentes del lugar. El joven empezó a insultar al viejo maestro. Le escupió, tiró piedras en su dirección, le ofendió con todo tipo de desprecios a él, sus familiares y antepasados. Durante varias horas hizo todo para provocarlo, pero el viejo maestro permaneció impasible.






Al final de la tarde, exhausto y humillado, el joven guerrero se retiró. Los discípulos corrieron hacia su maestro y le preguntaron cómo había soportado tanta indignidad de manera tan cobarde sin sacar su espada, asumiendo el riesgo de ser vencido. 


Moraleja:

 
-Si alguien te hace un regalo y tu no lo aceptas, ¿a quién pertenece ese regalo? -preguntó el samurai. 

-A quién intentó entregarlo -respondió un discípulo. 

-Pues lo mismo vale para la rabia, la ira, los insultos y la envidia -dijo el maestro-, cuando no son aceptados continúan perteneciendo a quien los cargaba consigo. 





Tomado de: http://cuentossufies.blogspot.com/search/label/Cuento%20Suf%C3%AD

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