viernes, 22 de enero de 2016

Capítulo 12 - H2A

Hola! Pues lo visto, ésta semana creo que saldrá con un poco de retraso el nuevo capítulo de la iniciativa, por ello les adelanto uno nuevo de Historia de Dos Amantes que saldrá simultáneamente en Wattpad.

Para los que han leído, las cosas comienzan a complicarse para Hella y Charles, no pueden evitar atraerse de esa manera, pero Hella se siente culpable por Vivian. Descubran qué pasará aquí!

Capítulo 12
Maravilloso Desastre



Hella sintió un gran alivio al ver a su madre, cuando ésta abrió la puerta se abalanzó sobre ella, su madre le besó en la frente y ambas entraron muy juntas.
   —Te extrañé muchísimo —dijo entre mohines.
   —Pero si nos vimos hace sólo dos días cariño —respondió Eloisse dulcemente.
   —Sí mami, es que no sé, Vivian no está, me siento algo aislada y sola. — Frunció los labios.
   —Bueno, en ese caso, sabes que ésta también es tu casa y cuando te sientas así puedes venir y quedarte conmigo unos días ¿te parece?
   —Lo sé, es que, bueno, hoy sólo quiero ser consentida por mi querida madre. — Y le devolvió una juguetona y enorme sonrisa.
Ambas se sentaron todavía abrazadas, Hella se preocupó por la herida de Eloisse, ésta le dijo que se encontraba mejor, luego se levantaron y se fueron a preparar té. Conversaron un buen rato acerca de asuntos domésticos y sin importancia, Hella ayudó a su madre a preparar la comida y luego comieron juntas, charlaron como en un buen tiempo no lo hacían.
Hella estuvo en paz, tranquila y por unas horas dejó de sentirse miserable y agotada, pues estar con su madre era siempre reconfortante, se sentía segura y amada sin condiciones. Su madre la persuadió de que tomara una siesta puesto que ella necesitaba ir por unas cosas. Hella se ofreció acompañarla a lo que ésta se negó ya que Hella estaba visiblemente agotada y necesitaba descansar, según le dijo su madre, para poder afrontar la semana de trabajo. De modo que sin protestar se marchó a la habitación y se recostó, sintiéndose realmente cansada, sus ojos fueron apagándose y se durmió profundamente unos minutos después.
****
Charles se sintió mejor luego de la comida, por suerte Roger no insistió en sacar algún tipo de información que revelara la identidad del asunto o más bien de la persona que le traía de cabeza. Pensó que podría pasar por casa de sus padres, discutir unos asuntos pendientes con el duque, quien se suponía debía estar de regreso de Londres ese mismo día. Al mismo tiempo sabía que debía disculparse con su madre por dejarla abandonada al final de la velada. Lo cierto es que encontraba irritante el hecho de que quisiera a toda costa aproximarlo a Stella, creía que si permanecía allí ésta se haría ilusiones y eso era algo para lo que no tenía paciencia en ese instante.
Stella había intentado un acercamiento posando su mano en las suyas pero él delicadamente la había apartado y esperaba que esto le hiciera ver la realidad de sus sentimientos, o más bien la falta de ellos.
Cuando Charles conoció a Stella se había visto cautivado por su notable belleza; sin embargo, era muy joven e impresionable en esa época, así que en realidad había sido algo más como un ardid entre su madre y la madre de ésta para juntarlos. Se mantuvieron juntos durante un año, pero la diferencia de caracteres y la posesividad de Stella no hicieron más que hacer naufragar la relación.
Charles necesitaba su libertad, por el momento no quería atarse a nadie, era joven y necesitaba experimentar y probar de cada cosa que le ofreciera la vida y eso fue exactamente lo que hizo durante todos esos años. Si bien cumplía con todas sus obligaciones y se mostraba capaz, también se tomaba el tiempo para entregarse a los placeres más exquisitos, hasta esa infame noche en que conoció a esa tímida y dulce chica. No esperaba encontrase a Vivian, la habían pasado muy bien, le resultaba hermosa y encantadora, le agradaba pasar el rato charlando con ella, entre otras cosas, estaba tan ebrio y aturdido que simplemente se fueron al departamento de Vivian y sólo habían tenido una noche de pasión desenfrenada, sin ataduras ni compromisos, pero luego, al pasársele un poco la borrachera había necesitado tomar un poco de aire fresco, quizás tomar un poco de agua para calmar el  cansancio y el aturdimiento. De pronto se encontró en el balcón, como si una fuerza misteriosa y sobrenatural lo condujera a ese lugar y la había visto allí, angelical, dulce y tierna a la vez, luego ella se dio vuelta sin darle tiempo a escabullirse. Ella sólo abrió sus ojos a él y él la miró por primera vez, lo hechizó con su naturalidad, su inocencia e ingenuidad.
La enorme mansión de sus padres se encontraba casi a lo largo de un risco junto a la playa, sus terrenos eran extensos y rodeados de toda clase de vegetación, para llegar a ella se debía traspasar una enorme hilera de cipreses perfectamente podados. Ubicada a 2 horas al este de la ciudad, en una zona muy exclusiva y opulenta, poseía 2.500 metros de superficie y dos hectáreas de jardín, rodeado de arces, robles y cedros, caballerizas, piscina y cancha de tenis, 3 plantas y 8 habitaciones, de estilo victoriano, un enorme tejado y a escasos pasos de la playa.
Entró directamente sin anunciarse, cosa que lamentó ya que su madre se encontraba con un grupo de amigas, entre las que figuraban Stella y la madre de ésta. Se sintió hastiado al instante. Así que decidió pasar y saludar rápidamente y luego escabullirse con el pretexto de ver a su padre para discutir asuntos de importancia capital.
   —Buenas tardes madre, señoras, lamento interrumpirlas —saludó, obsequiándoles una de sus sonrisas más encantadoras. Todas y cada una de las damas presentes, que en total sumaban cinco, le saludaron con una especie de reverencia, acto seguido procedió a saludarlas tomándoles la mano y besándoles la palma, cosa que hizo de la forma más elegante que podía, tratando de no tomarse más tiempo del que debía, en especial con Stella y su madre. Margareth lo invitó a que se les uniera, algo que ya él había previsto, por lo que sin perder tiempo se disculpó alegando que se reuniría con su padre. No pudo controlar las ganas de reír al percatarse del gesto de su madre, quien movía el labio inferior con impotencia e irritación. 
Charles tan sólo había dado unos pasos por el salón principal, rumbo al estudio y despacho de su padre cuando alguien se le tiró encima por la espalda y le cubrió los ojos, pero al escuchar una risa juguetona instintivamente supo de quien se trataba. Su hermana menor Rose había desembarcado en la ciudad. Lo que hizo fue tomar sus manos y besarle los nudillos y luego abrasarla.
   —Hermosa hermanita, no sabes cuánto te extrañé —dijo, su mirada reflejaba ternura y sinceridad.
Ella lo examinó un minuto y le obsequió una sonrisa traviesa y satisfecha, luego se lanzó de nuevo en sus brazos dándole un abrazo profundo y lleno de afecto. En medio de un suspiro le dijo:
   —Yo también te extrañé hermano mayor.
   —Pero ¿hace cuánto que llegaste?
   —Hoy, con papá. — Sonrió—. ¿Olvidas que madre cumple años ésta semana? Papá quiere que organice una pequeña reunión familiar, ya que todos ustedes pasan más tiempo de éste lado del océano.
   —Son los negocios —respondió Charles encogiéndose de hombros—. Ya sabes que padre me envió aquí a encargarme de éste lado de nuestros asuntos y la verdad es que me gusta estar aquí, disfruto más de mi soltería y mi libertad, y sabes cómo se pone mamá con eso del matrimonio y de que debo sentar cabeza.
   —Mmm-hmmm, precisamente hace un rato me escabullí de ella y sus amigas, por supuesto invitó a Stella y su mamá, con la certeza de que hoy vendrías y lograría juntarlos un rato. — Le obsequió una sonrisa burlona. Charles sintió un leve escalofrío recorriéndolo.
   —Y que digas, acabo de escaparme por poco.
   —¿Ah sí? ¿Qué les dijiste?
   —Pues que necesitaba reunirme con papá, que es más bien cierto puesto que tenemos negocios que discutir ¿Sabes dónde está?
   —Hmm, ¡Sí! De seguro en su estudio. Dijo que tenía que llamar a su asistente para concretar unos asuntos aquí en la ciudad, así que supongo que tendrás una semana agitada hermanito. — Lo tomó del brazo y lo condujo hasta el estudio en busca de su padre.
Al llegar encontraron a su padre al teléfono, éste les hizo un gesto con la mano para que se sentaran. Rose le dio un corto abrazo a su hermano y los dejó solos.
   —Es de esperar Robert que eso lo aclaremos en la junta —dijo Ed Manners observando detenidamente a su hijo, frunciendo el ceño—. Eso no está en discusión, Charles tiene plenos poderes para decidir y confío en su juicio. Bien, entonces nos veremos el martes… adiós.
Charles miró a su padre unos segundos mientras éste colgaba la bocina, se levantaba de su escritorio y se dirigía a una de las vitrinas, tomaba una botella y servía un poco de whisky en dos vasos, su padre se dio vuelta y le dijo:
   —Perdona, no te pregunte si deseabas algo de tomar, sólo asumí.
   —Está bien papá. — Le interrumpió con un gesto con las manos como para dar a entender que no tenía importancia—. La verdad es que necesitaba un trago, gracias. Y ¿qué te dijo Robert? —agregó mientras su padre se dirigía hasta él y le entregaba su bebida.
   —Lo de siempre, ya sabes cómo es, con esto de la fusión pues, está un poco nervioso.
   —¿Por su patrimonio? No lo entiendo. — Charles entrecerró sus ojos—. Hace muchos años que hacemos negocios, hasta donde sé nadie ha dudado nunca de mis capacidades, gracias a nuestra familia él sólo ha visto incrementar su “glorioso patrimonio” con el correr de los años, no soy un ingenuo padre.
   —Lo sé hijo, por eso le hice ver que contabas con todo mi apoyo. Le dije que todas sus dudas serán aclaradas en la junta de socios.
   —¿Sabes padre? Creo que deberíamos independizarnos por completo, tenemos las manos metidas en muchos negocios y en ellos las decisiones corren por nuestra cuenta, no necesitamos que un grupo de gordas sabandijas nos digan lo que podemos o no hacer.
   —Charles, por favor —respondió displicentemente su padre—. Recuerda que juntos hacemos una mayor fuerza, y con la situación global, pues, debemos resguardar lo mejor que podamos nuestros frentes ¿Entiendes? Así que no seas latoso y dime como va eso de la fusión.
Charles y su padre pasaron el resto de la tarde encerrados en el despacho discutiendo de negocios, su madre intentó por todos los medios que estos se reunieran con el resto de las invitadas, sin embargo, sus esfuerzos fueron en vano, ya que Charles no estuvo dispuesto a ceder y su padre pues, intentaba no intervenir en los asuntos personales de su hijo, aunque bien sabía que Charles estaba o al menos debía estar consciente de sus obligaciones para con su familia y del papel que jugaba en el futuro; además estaba el hecho de que no catalogaba a la familia de Stella Richardson como necesariamente a la altura del legado familiar de los Manners.
Una vez las invitadas abandonaron la mansión, Charles se escurrió al cuarto de su hermana a fin de cumplir con sus obligaciones de hermano mayor, que entre otras estaban las de hacerle la vida imposible. Al llegar a la puerta llamó.
   —Adelante —respondió Rose. — Cuando entró, Charles le dio una ligera y tierna sonrisa—. ¡Charles! Qué bueno que aún no te has ido, creí que saldrías despavorido —dijo muy juguetonamente. Al acercarse a la cama, donde ésta se hallaba, ella lo tomó del cuello con ambas manos y lo atrajo hacia sí, lo que ocasionó que ambos rodaran en la cama en un fraternal abrazo, quedando recostados luego uno frente al otro a ambos lados de la cama. Charles le pasó el dedo índice a Rose por las mejillas y con una dulce sonrisa le dijo:
   —¿Te he dicho ya que te extrañé?
   —No tienes que decirlo —afirmó ésta con una cautivadora sonrisa—. Te noto triste ¿sucede algo? Te conozco bien Charles Manners. — Frunció los labios—. Hay algo que te preocupa, no sé, un tono en la voz, algo en tu cara y tu sonrisa que no concuerda.
   —¿Te has vuelto una experta desde cuándo Rose? — Emitió un bufido de incredulidad.
   —Para mí eres cristalino como el agua hermanito, he tenido casi toda mi vida para conocerte y sé perfectamente que algo te sucede, al menos hoy y en éste momento, lo que no sé es si es tan grave o no. — Enarcó su ceja altivamente y con gesto de desaprobación. Charles se sentó en un lado de la cama, apoyando los codos en las rodillas y con ambas manos se frotó el rostro reflejando cansancio.
Su hermana no emitió una palabra, por lo visto esperaba su reacción, él se dio la vuelta y la miró, ella lo veía expectante. Entonces se le ocurrió que tal vez ella podría darle algún consejo acerca de cómo actuar con respecto a Hella, desde el punto de vista de una joven de casi su misma edad. La miró nuevamente y luego apartando la vista de nuevo a un punto inespecífico le dijo:
   —Me está sucediendo algo con una chica.
   —¿Sí? —dijo suave y dulcemente.
   —Es complicado. — Continuó, aún sin mirarla
   —¿Dónde la conociste? Me refiero a que ¿Es alguna conocida nuestra?
   —No exactamente.
   —¿Y bien? ¿Qué y cómo sucedió lo que sucedió?
Charles se tomó su tiempo para responder.
   —Yo… Me encontré con una amiga hace unas dos semanas en un restaurant, ella estaba acompañada por un grupo de personas y… — No sabía bien como continuar, no podía decirle a su pequeña hermana que se había llevado a la cama a Vivian y luego se había encontrado con Hella, quien se había escurrido fuera del apartamento incómoda con lo que pasaba en la habitación de su otra amiga, de seguro, no había otra explicación para que ella saliera en mitad de la noche afuera, él reconocía que no habían sido para nada refrenados en eso de proporcionarse placer—. Ella me invitó a la casa que comparte con ésta chica. — Continuó—. Son casi como hermanas y… Bueno, me topé con ella más tarde en el balcón, charlamos hasta el amanecer y no lo sé, sentí una especie de conexión con ella.
   —¿Pero estabas allí en compañía de su mejor amiga? — Lo interrumpió por primera vez—. ¡Ja! Ya entiendo por qué es tan complicado —dijo risueña pero no menos asombrada—. Estabas ligando con la otra chica y terminaste cautivado por su amiga, ¡Vaya! Esto se pone bueno, sigue —dijo, ahora muy intrigada. Él frunció el entrecejo, pero prosiguió.
   —Bien. — La miró de soslayo—. Lo que hice fue invitarla a la gala, ella trabaja para una revista y ellos querían hacer un artículo sobre el tema, me llamó para contarme que le habían asignado cubrir la gala, así que le propuse colaborar con ella, eso fue todo, me despedí y continué con mi vida, sin embargo, no logré sacármela de la cabeza en toda la semana, pero ya sabía que nos encontraríamos el fin de semana, de modo que intenté restarle importancia. Evidentemente no pude.
   —Y ¿Qué sucedió la noche de la gala? — Se acercó a él expectante.
   —Fue un desastre, no tuve oportunidad de conversar con ella, se mostraba tan esquiva e irascible, creí que yo no le agradaba, luego mamá y sus vagos intentos de reconciliarme con Stella, yo… perdí la paciencia y me marché, de cualquier manera la noche de por sí había sido una total pérdida de tiempo, ella se había marchado al terminar el concierto puesto que no pude divisarla entre el tumulto de gente, pero al salir del edificio todo cambió.
   —¿No entiendo? No te quedes callado Charles, ¡Por favor! — Rogó emocionada y curiosa.
   —Comenzó a llover casi torrencialmente y cuando iba en el auto la divisé a unas pocas cuadras toda empapada, la recogí, la lleve a mi departamento, porque estaba más cerca y ella estaba muy empapada y helada, le di algo de ropa seca y de cenar, luego se recostó en el sofá y yo, Rose, sentí, no lo sé, que me necesitaba, intenté confortarla y luego…
   —¿Charles?
   —La besé —dijo ensimismado, envuelto en una bruma, como si lo sucedido transcurriera justo frente a él, luego como si regresará al presente, observó a su hermana con mirada perdida y sintiéndose culpable—. Me comporté como un idiota Rose, creo que sobreactué al ver que ella me rechazaba, la despedí tan fríamente, estaba tan aturdido, bueno supongo que ambos lo estábamos, pero aun así, la envié a su departamento sola con Frank, y no sé nada más acerca de ella.
   —¿Por qué no vas a verla?
Se frotó el cabello con las manos—. ¿Y decirle qué? ¿Cuál excusa podría utilizar?
   —Ninguna, tan sólo se honesto y dile que te preocupas por su salud, que querías asegurarte de que se encontraba bien, creo que si sales ahora todavía podrías llegar temprano a la ciudad. — Rose sonrió tiernamente.
   —Tienes razón, eso es lo que haré, gracias hermanita, siempre eres muy útil. — Se levantó, se acercó y le dio un beso en la mejilla—. Creo que mejor saldré por la puerta de atrás, así nadie me detendrá en el camino. 
   —Te quieeero. — Escuchó decir a Rose al salir y cerrar la puerta.
****
Hella finalmente había decidido regresar al departamento, aunque su madre insistió en que se quedara junto a ella, se negó alegando y era cierto, que su equipo estaba en casa y no estaba preparada para marcharse al trabajo desde allá, ya que no había llevado ropa consigo. Nada más llegar revisó la contestadora, ninguna llamada, Vivian probablemente llegaría en el transcurso de la semana. Lo que hizo finalmente fue marcharse a su habitación y tomar una ducha, vestir ropa de dormir y sentarse a revisar el material en la laptop.
A Charles le tomó dos horas y media en llegar a la ciudad, no quiso desviarse en ningún lugar. Se encontraba muy nervioso, no sabía cuál sería la reacción de Hella al verlo frente a su puerta a esa hora de la noche, y no es que fuera muy tarde, pero siendo domingo. Aparcó el automóvil y miró hacia donde se suponía que estaba el balcón que daba al departamento en cuestión. Por suerte Hella aparentemente no se encontraba allí, la puerta corrediza parecía estar cerrada, y las luces no estaban encendidas dentro. Bajó del auto inmediatamente y se dirigió al edificio, si no lo hacía temía arrepentirse y ya que se había tomado tantas molestias en llegar hasta allá, no quería que en un arrebato de estupidez y cobardía se arrepintiera y se marchase perdiendo la oportunidad de acabar con su miseria.
Al menos podría disculparse con ella y demostrarle que le importaba y que lo que había sucedido no estaba mal, al menos no para él. Al entrar llamó el ascensor y cuando éste llegó subió de inmediato. Esperaba no hacer el ridículo, por primera vez en su vida se sentía inseguro, no sabía si ella lo rechazaría, lo echaría de su casa. El ascensor se abrió y el corredor estaba desierto. Por un instante dudó en salir, pero repentinamente cuando el ascensor ya comenzaba a cerrarse introdujo su mano para impedirlo, saliendo de él, con pasos enérgicos hizo un giro a la derecha y se dirigió directamente a la puerta del departamento.
****
Luego de un rato Hella comprendió que revisar el material fotográfico había sido un error, como no, si se trataba de las fotos tomadas durante la gala, y entre ellas las que tomó de Charles y su madre. Lucía tan apuesto y elegante en su smoking hecho a la medida, con la pajarita perfectamente anudada. Las ocasiones en que lo había visto siempre había llevado traje, le costaba imaginarlo de otra forma, pero por la manera en que se conducía parecía que esa era la única forma en que siempre vestía, y es que los trajes lucían tan bien en él. No pudo evitar suspirar al ver la imagen en la fotografía, pero luego advirtiendo su sandez se abofeteo mentalmente, intentando salir de su estado total de estupidez.
El té que preparó la había relajado así que decidió ir a leer un poco en la cama hasta que le diese sueño. Se levantó y justo cuando ya había atravesado los umbrales de la habitación alguien llamó a la puerta. Frunció el ceño desconcertada, no esperaba a nadie realmente y menos un domingo y a esas horas, quizás se trataba de Charlotte, probablemente molesta con su conducta. «Charlotte a veces puede ser tan majadera», pensó y puso los ojos en blanco. Se dirigió directamente a la puerta y asomó su ojo por la mirilla, lo que vio la hizo dar un gritito ahogado, por suerte un ruido casi imperceptible.
Se tomó por ambos lados del cabello como si quisiera arrancárselo y comenzó a moverse de un lado al otro en el espacio que comprendía la puerta, no lo podía creer, se puso frenética y…
—¡Dios mío, Dios mío! ¿Qué hago? —exclamó nerviosa. Respiró profundamente para calmar sus nervios y se asomó nuevamente por la mirilla, sí, definitivamente se trataba de él. Liberó el pasador, tomó el pomo, por un instante dudó, inhaló y exhaló profundamente, de nuevo, y abrió la puerta finalmente.


Si quieres verlo en Wattpad, junto con el resto de capítulos, los hallarás aquí:












6 comentarios:

  1. Me encantaría leerte pero apenas saco tiempo para leer los libros de casa!! Por cierto, te dejo mi user de Wattpad, lo siento :S búscame por aalmu1604 o por mi historia Segundas oportunidades porque la verdad es que no sé muy bien cual es mi user jajaj un beso

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    1. Vale Almu, ya te buscaré, jajaja, tu tranquila y nos seguimos leyendo!
      Un abrazo...

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  2. Hola Dana!!
    A ver si me pongo al día con tu novela, que cada vez que leo un capítulo nuevo me pierdo :P
    Besos guapa y feliz finde!! <33

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    1. Hola guapis, ya los estoy enlazando, gracias por tomarte tu tiempo.}
      Besos!

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  3. Esta la tengo que pillar desde el inicio que no me nhe enterado de nada. Ays...
    Un saludete corazón.

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    1. Jajaja, vale, voy enlazando los capítulos, gracias por pasarte y saludar.
      Besos!!

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