Hola Amantes de la lectura!
Aprovecho para saludarlos y desearles un feliz día de San Valentín y pensé que qué mejor que traer un nuevo capítulo de mi historia para celebrarlo de alguna manera con todos ustedes?
Es bien cortitito, al final así salió y bueno, sólo les diré que Charlotte no le pone las cosas demasiado fáciles a Hella.
Aquí está:
Capítulo 15:
Atípicamente Tu
Cuando Hella llegó a su cubículo, no podía contener la sonrisa que se dibujaba perfectamente en su rostro, se sentó sin reparar en que Charlotte ya se encontraba trabajando en su ordenador. Ésta la observó detenidamente, tratando de escudriñar en su expresión, se veía completamente desconcertada.
Hella, notó finalmente que alguien la estaba
observando, es decir, que Charlotte la observaba profusamente y se sintió
acorralada.
—¿Por qué
me estas mirando de esa forma? —murmuró, enarcando una ceja.
—Cielo
santo, es imposible no verte, es que resplandeces de felicidad hoy. Lo cual es
extraño pensándolo bien, pues creí te presentarías con un pésimo humor, gracias
al nefasto fin de semana que se supondría que habías tenido; sin embargo, te
presentas aquí vistiendo de forma atípica en ti y con una expresión tal de
felicidad ¿Te sientes bien Hella?
—Creo que
acabas de afirmar que me veo bien, así que eso debe ser el reflejo de cómo me
siento ¿No crees?
—Hmmm,
sí, pero no sé, me siento intrigada.
—Pues no
lo estés porque no se trata de nada, así que no maquines ninguna idea extraña
ni trates de emplear tus técnicas de investigación periodística en mí. — Hella
no quiso mentirle deliberadamente, sólo que no se encontraba segura de como
marcharían las cosas entre Charles y ella, si él la llamaría realmente, si se
trataba de algo serio o simplemente un amorío más. En suma, si ella pasaría a
engrosar las páginas del libro de aventuras de Charles Manners.
—Muy
bien, no voy a acosarte con preguntas, ya sabes que ese no es mi estilo, no
puedo obligarte a confiar en mí. —aclaró una Charlotte ceñuda.
—Charlotte,
por favor, no te molestes conmigo —respondió Hella haciendo mohines—. Simplemente
descansé, estuve con mi madre y me siento mejor. — Sonrió.
—Ya te
dije que está bien, ahora quiero que me muestres el material fotográfico, antes
de que llegaras hice la última revisión del artículo, tal vez quieras echarle
un vistazo y ver qué te parece ¿Está bien?
—Perfecto,
déjame encender mi portátil y puedes sentarte en mi escritorio, mientras lo yo
reviso.
Ambas continuaron la mañana ordenando el material
que iban a utilizar para la presentación del artículo y colocar los puntos
finales de la redacción del mismo, cuando media hora antes del almuerzo el
teléfono de Hella sonó, está lo tomó y al percatarse de quien se trataba se
levantó de su silla y se dirigió rápidamente a la zona de los sanitarios, ante
la sorpresa de Charlotte, cuando ya se había alejado lo suficiente de los
cubículos atendió la llamada.
—Señorita
Foster ¿Cómo ha transcurrido su mañana?
—Algo
ocupada señor Manners, lo que me parece genial puesto que necesito ocupar mi
mente en algo constructivo. — Sonrió y se mordió el labio inferior para
canalizar de alguna forma la fuerte emoción que le producía escuchar su voz.
—Me
alegra oír que su día haya sido tan productivo, el mío tampoco ha sido muy
tranquilo.
—Supongo
que no puedo imaginar siquiera la cantidad de compromisos y responsabilidades a
los que se encuentra sometido señor Manners. Me quedé pasmada ante el ordenador
cuando busqué en la internet datos sobre su familia, me sentí… ¿aprensiva?
Intimidada.
—¿Así que
me googleaste? ¿Y qué descubriste?
—Por
favor, no te enfades conmigo —respondió dubitativa—. Sé que el otro día te dije
un montón de cosas y tú mismo me aclaraste otras, no te hagas una idea errada
de la situación, sé que el internet está saturado de basura, sólo sentí
curiosidad, quería saber más sobre tu familia, para usarlo en el artículo, tú
entiendes.
—Supongo
que descubriste que nos dedicamos a muchas cosas.
—Sí,
realmente lo abarcan todo y según la prensa especializada tú diriges la
corporación tanto como tu padre. Además, tú ostentas el título de Marqués, así
que la forma correcta de llamarte sería milord o My Lord ¿No? No lo sé bien
—resopló sintiéndose muy torpe e ignorante—. Aunque evidentemente a ti no te
guste. — Charles suspiró lánguidamente.
—Hella,
en cuanto a la corporación, sí, es cierto, desde muy joven me han preparado
para esto, y sí, en efecto soy un marqués, pero simplemente es un título de
cortesía, además, yo prefiero evitar ese tipo de formalismos y entiendo que
mucha gente desconoce sobre la materia o simplemente le resta importancia, por esa
razón evado el tema y tampoco deseo discutir sobre esas cosas contigo pequeña. Yo,
sólo quería saber cómo te sentías y cómo habías comenzado tu día, si me
extrañaste, pues por absurdo que parezca yo si te he echado de menos todo el
cojonudo día, y sé que probablemente no deba estar diciéndote esto, pero así es
como me siento.
Hella calló por un momento al escuchar todo lo que
Charles necesitaba decirle, luego reparó en que él estaba esperando su
respuesta.
—No
entiendo por qué piensas que probablemente no debas expresar tus sentimientos,
si crees que eso te hace débil, yo… quiero que sepas que tus palabras
significan demasiado para mí y no sabes cuan feliz me hace escuchártelas decir.
En realidad he pensado tantas cosas desde que me dejaste ésta mañana, creí…
creí que, no lo sé, probablemente te arrepentirías de lo que pasó, y cuando investigué
sobre tu familia y supe cuan importantes son, yo me sentí insignificante,
porque aunque suene frívola al decir esto. — Hizo una mueca—. Tú eres uno de
los solteros más cotizados, muchas mujeres deben estar tras de ti, y lo sé
porque Vivian también me lo dijo, tú eres asediado por las mujeres, imagino que
cada una más hermosa y yo soy tan… yo.
—Por
favor Hella, no digas eso, lo que me agrada de ti es que no hay nada falso o
superficial en tu persona. Lamento que te sientas abrumada por la posición, el
dinero, el poder y prestigio de mi
familia —dijo sintiéndose más bien hastiado—. Pero detrás de eso soy
simplemente un hombre y contigo he descubierto que también puedo experimentar
sentimientos nobles.
—Charles,
tú eres un buen hombre, no te subestimes por favor.
—Muy
bien, te creo, pero sólo porque eres tú la que lo está afirmando. — Rio—. ¿Paso
por ti más tarde? Sé que hace apenas unas horas nos vimos pero me preguntaba
si... — Hella experimentó emociones intensas, creía que su corazón estallaría
de dicha.
—Por
supuesto. — Fue lo único que pudo contestar, sólo porque supo que él esperaba
su respuesta.
—Bien,
pasaré por ti cuando salgas del trabajo y luego podemos pasar por tu
departamento en caso de que lo necesites ¿Estás de acuerdo? — Hella sonrió muy
emocionada.
—Lo
estoy, espero con ansias la hora de marcharme.
—Muy
bien, entonces puedes llamarme cuando te desocupes o cuando lo creas
conveniente, no quiero seguir robándote tu tiempo.
—Está
bien, Charlotte y yo ya hemos adelantado bastante nuestro trabajo, y no me
estas robando nada.
—¿Te
refieres al artículo sobre la gala?
—Sí, eso
mismo.
—Pues
bien, me gustaría echarle un ojo.
—No creo
que sea conveniente, preferiría que lo vieras publicado, todavía falta bastante
para dejarlo terminado. — Por un momento dudó—. Aunque si no te sientes seguro
del resultado del artículo pues no habría problema.
—No hay
ningún problema, confío en ustedes, entonces te veo más tarde.
—Eso
espero.
—Hasta
entonces señorita Foster, le envío un muy cálido abrazo.
—Hasta
pronto.
Hella se sentía medio estúpida pero quizás eso
significaba que Charles le hacía sentir de maneras tan profundas que nunca
antes había experimentado, en el amor era una total negada, su experiencia en
el pasado la había llevado a desterrar cualquier necesidad de acercarse a nadie
y tenía miedo, de salir herida de nuevo, pero lo que estaba experimentando con
Charles era tan fuerte y tan rápido, como un tornado que había arrasado con
todas sus convicciones, dudas y escollos.
Finalmente se dio la vuelta y cuando se giró sobre
si misma halló algo que la dejó completamente paralizada. Charlotte la
observaba desde la puerta con el semblante hosco. Claramente mosqueada por su
actitud esquiva y misteriosa.
—¿A qué juegas Hella Foster? — Y ella no pudo más
que resoplar, sintiéndose bastante nerviosa.
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