Hola! Ayer he tenido un día bastante agitado, por lo que apenas pude acercarme al ordenador, al menos para otra cosa que no fuera trabajo y ya en la noche me sentía agotada.
Continuamos en la espera del nuevo y bastante intrigante capítulo de la Iniciativa Creando una Novela, que está pronto a llegar a su desenlace.
De modo que para aminorar la espera y ya que ayer no pude realizar una nueva entrada, vístose también que los fines de semana se me hará muy cuesta arriba publicar los adelantos de Historia de Dos Amantes, ya que estaré en clases, pues aquí les dejo el más reciente capítulo de la historia.
Capítulo XIII
Deseo Inevitable
Él parecía apenado, no dijo nada en un primer momento, ambos se miraron por unos segundos, hasta que Charles rompió el silencio.
—Buenas
noches Hella, lamento venir a tan altas horas, espero no molestar o haberla
despertado.
—Estaba a
punto de irme a la cama señor Manners, no se preocupe, pero ¿Qué lo trae por
aquí? Vivian no se encuentra en éste momento —dijo inquisitiva y sintió que
torpemente.
—Es una
pena, pero no he venido por Vivian —respondió éste.
—¡Oh!
Perdone mis modales, por favor pase. — Se hizo a un lado y le hizo una señal
con la mano para que éste entrase. Luego se ajustó más el albornoz.
Charles
hizo lo que le indicaron, por un momento se adelantó unos pasos a ella, pero
repentinamente paró y se dio vuelta para enfrentarla, Hella por muy poco pudo
evitar tropezar con él.
—Hella,
he venido por dos cosas. — Comenzó—. La primera, para interesarme por su estado
de salud, espero que no haya contraído algún resfriado y lo segundo, para
disculparme.
Ella lo miró perpleja, no entendía por qué se
tomaba tantas molestias, quizás lo hacía por Vivian ¿No quería que Hella la pusiera
en su contra o simplemente que se hiciera una idea equivocada sobre él?
—Me
encuentro muy bien señor Manners —respondió finalmente—. Lo único que me atacó
fue un cansancio extremo, pero ya me siento bastante recuperada, en cuanto a lo
segundo, no entiendo bien porque siente la necesidad de disculparse.
—Hella,
yo. — Dudó un poco pero prosiguió—. Lamento profundamente lo ocurrido, no deseo
que piense que soy un hombre sin escrúpulos o que intenté aprovecharme de
usted.
—Entiendo
perfectamente señor Manners, todo se debió al cansancio, quizás unas copas de
más, tan sólo fue un error —dijo con la mayor serenidad de que fue capaz.
Charles por un segundo la observó sin mediar
palabra, se encontraba totalmente confundido.
—Un error
—dijo abstraído—. Yo…
—Por
favor póngase cómodo, desea algo de beber. — Lo interrumpió.
—¿Qué
tiene para ofrecerme? —dijo suspicazmente y observándola con esa mirada
arrebatadora que seguramente, Hella pensó, habría provocado más de un suspiro y
despertado el deseo de muchas mujeres.
—No lo
sé, quizás un poco de vino vendría bien. — Le sonrió levemente.
—Eso
sería perfecto. — Hella se dio vuelta, a lo que Charles inmediatamente agregó—:
Creo que necesito un buen trago. — Ella se quedó inmóvil un instante, tratando
de asimilar la naturaleza de esa afirmación, se dio media vuelta observándolo
de soslayo y luego prosiguió su camino a la cocina.
En pocos minutos estuvo de vuelta con dos copas y
una botella de vino blanco. Le pasó una de las copas a Charles, le sirvió y
luego se sirvió un poco.
Charles levantó su copa, dijo “salud” en su dirección,
chocaron sus copas y mientras Hella tomaba un sorbo de su bebida quedó atónita
al observar que Charles se tomaba de un solo trago todo el contenido de la
suya.
Por un momento Charles cerró sus ojos, inspiró
profundamente permitiendo que el licor traspasara a través de su garganta e
hiciera su efecto, aunque sabía perfectamente que lo que necesitaba era un buen
trago de whisky.
Al abrir los ojos la miró, ella estaba sentada en
un sillón colocado justo frente al que se encontraba. La observó con una mirada
penetrante, ella se la sostuvo por unos segundos, muy cautelosa y le dijo.
—Señor
Manners, por favor no se martirice, no haré nada en su contra o para
indisponerlo con Vivian, sé que entre ustedes debe existir algo más que un
simple amorío, jamás me interpondría o haría algo para perjudicarlo.
—Hella. —
La interrumpió, la miró con el rostro severo—. Lo nuestro, es decir, mi
relación con Vivian es más bien algo casual, no sé qué pudo darle a entender
ella pero en lo que a mí respecta.
—Señor
Manners. — Ella lo interrumpió ahora—. Vivian jamás me ha dado a entender nada,
por favor no me malinterprete, intento no inmiscuirme en sus asuntos, tanto
menos si son algo…. Escabrosos. — Se encogió de hombros y suspiró profundamente—.
Se lo digo porque al parecer existe un interés de su parte por rectificar lo
sucedido y no creo que tenga algo que ver conmigo, puesto que apenas nos
conocemos y no imagino por qué razón sea de gran importancia para usted lo que
piense o deje de pensar con respecto a su persona.
—¡Por
supuesto que me importa Hella! — Rectificó Charles, mientras la observaba con
tal intensidad, entonces Hella lo miró ahora con mucha más confusión «¿Qué querría decir con ello, que ella
le importaba?» Caviló.
—Señor
Manners, no lo entiendo. — Charles se levantó de su asiento y se dirigió
directamente hacia Hella, sin dar tiempo a que se levantase y se alejara. Se
arrodilló frente a ella, mientras ésta lo observaba con nerviosismo e
incomodidad. Finalmente dijo:
—Hella,
usted es una buena chica, he pensado mucho en la razón por la cual respondió mi
beso, creí que le era indiferente, pero pude sentir su pasión y su deseo, no
trato de ser irrespetuoso, lo que me trajo aquí más que nada fueron mis dudas y
la vergüenza de saber que la dejé marcharse sola, que fui muy tonto y cobarde,
un verdadero patán.
Tomó sus manos, y como Hella sostenía su copa de
vino la tomó a su vez y la colocó en una mesa contigua, retomó el contacto con
ambas manos y le besó los nudillos. Hella no reaccionó a esto, de hecho no
emitió ninguna señal a favor o en protesta, sólo se quedó observando sus
movimientos y dejando que Charles tomara sus manos entre las suyas, su única
reacción fue abrir sus ojos un poco más debido a la sorpresa.
Charles se irguió sobre sus rodillas y se acercó
mucho más, luego se fue inclinando lentamente hasta colocar su rostro frente al
de Hella, ella lo miró tiernamente, al mismo tiempo nerviosa y él le devolvió
el mismo gesto, luego acunó su rostro entre sus manos y comenzó a besarla,
primero suavemente hasta que profundizó más y más, besándola más intensamente, un beso hambriento y ardiente. Sus labios eran voraces, tomaban todo lo
que tenían y luego pedían aún más. Hella comenzó a experimentar un fuego
ardiente en su interior con más ardor que aquella noche en el departamento de
Charles y supo que no quería ni podía parar ésta vez, le necesitaba
desesperadamente. Charles la atrajo hacia sí, la tomó entre sus brazos y luego
le dio vuelta de forma que cayó sentado en el sofá y en un santiamén la recostó
y luego se posicionó encima de ella. Entonces comenzó a besarla por todos
lados, su boca, sus mejillas, hasta bajar al lóbulo de su oreja y le
mordisqueaba el cuello.
Hella jadeó cuando las
manos de Charles la sorprendieron por la espalda para atraerla más hacia sí,
hacia su cuerpo y su miembro excitado. Charles quería mostrarle cuanto le
importaba y más que nada cuanto la deseaba. Hella sentía como se escurría
contra él. La piel empezaba a arderle, y los brazos traidores de Charles no le
permitían escabullirse de nuevo y negarse esos placeres. Él estaba avivando un
fuego dentro ella, algo que no podía controlar. Necesitaba fundirse en él,
aunque se tratara de una noche de pasión y que para él no significara nada,
sólo necesitaba el contacto de la piel de Charles contra la suya. Oh, cuánto lo
deseaba. No debería desearlo, no debería desear a ese hombre que era el amante
de su mejor amiga, pero era inevitable y tan intenso.
Charles notó su jadeo
en la boca, pero continuó ahondando en su beso mientras ponía la palma de la
mano sobre la plenitud de sus pechos, le parecían perfectos y hechos a la
medida de sus manos, luego fue bajando sus manos y desató el cinturón de su
albornoz, metió su mano por debajo del camisón hasta tocar la piel desnuda de
sus pechos, sus dedos parecían fuera de su control, con movimientos firmes y
espasmódicos, el pezón estaba rígido y denso bajo la palma de su mano y Charles
necesitó hasta el último gramo de su autodominio para no arrancarle la ropa y
hacerle el amor allí mismo en ese sofá.
De modo que como pudo
y sin dejar de besarla y estrujarla se levantó primero, atrayéndola junto a él,
se la colgó encima, sus piernas alrededor de su cintura y la llevó en dirección
a la habitación, la tumbó en la cama y ambos cayeron una debajo del otro, logró
deshacerle el albornoz y al levantarla lo pasó por sus brazos y continuó con el
camisón. Cuando finalmente la tuvo totalmente desnuda, comenzó a acariciarla
suavemente por la línea del tórax, sus pechos, su vientre, mientras observaba
como Hella se estremecía de placer. Finalmente se inclinó y recostó encima, a
lo que Hella procedió torpemente en el calor de la pasión a tratar de
desabrocharle la camisa, cuando lo logró la deslizó a través de sus hombros y
charles se desabrochó instintivamente los pantalones arrancándolos tan rápido
como pudo mientras Hella lo observaba directamente a los ojos. La sintió tan
hermosa en ese instante, como una pequeña ninfa inocente y juguetona, le sonrió
tiernamente y se tendió encima para comenzar nuevamente a besarla cada vez más apasionadamente,
a mordisquearle las orejas y el cuello, mientras Hella jadeaba de placer.
Cuando se estremeció y se retorció debajo de su cuerpo, y supo que
estaba loca por él, escurrió la mano entre sus piernas y la tocó mientras que
lo único que salía de su boca era su nombre, como un mantra, venerándola entre
resoplidos. Hella parecía más que preparada, más ardiente y húmeda y para
asegurarse metió un dedo dentro de su cuerpo, comprobando su calor y su
humedad, acariciándola por dentro y obsequiándole mucho más placer hasta que ya
no pudo soportarlo y sus músculos se encontraban muy tensos.
—¿Utilizas algún método anticonceptivo?
—dijo tratando de contener su deseo
desbordado, su cuerpo le pedía a gritos fundirse en ella, sin embargo, siempre
había sido totalmente responsable y consciente de sus actos, sobre todo cuando
se trataba de esos asuntos.
—No —respondió, todavía en medio de esa nube de
placer—. Yo… no he necesitado hacerlo, lo
siento. — Añadió visiblemente contrariada.
—Shhh… Oye. — Tomó su mejilla con el dedo índice,
aupándola a mirarlo a los ojos—. No es necesario que te disculpes. — Sonrió tiernamente, Hella le devolvió el
gesto, una sonrisa tímida. Se apartó en busca de lo que parecía sus pantalones.
Hella percibió como tomó algo de los bolsillos, luego se acercó hasta
ella nuevamente, rasgó un envoltorio y se colocó encima. Se mantenía en esa
bruma placentera, no se atrevía a moverse siquiera puesto que no deseaba que
ese instante se perdiera ni por un movimiento involuntario.
Charles apartó la mano instintivamente y se sirvió de sus muslos
para separar los suyos y con un gemido se colocó en posición para penetrarla,
lo que hizo muy lentamente para que su cuerpo se acostumbrara a su miembro,
hallando un poco de resistencia al principio y encontrando también fascinante
su estrechez, sin embargo, intentó no causarle dolor, pero sin poder resistirlo
más empezó a moverse con un ritmo lento en principio, pero con cada empujón
ella soltaba un gemido y lo volvía loco.
Y entonces los
gemidos se tornaron en murmullos y en respiraciones entrecortadas, ocasionándole
un absoluto goce a Charles, quien a pesar de que siempre se había dejado llevar
por el calor de la pasión, también se había ocupado de proporcionar el mayor de
los placeres a las mujeres con las que mantenía relaciones. Sin embargo, con
Hella resultaba totalmente diferente, deseaba que lo sintiera profunda y
delicadamente, que su primera vez junto a él fuera inolvidable. Se movió más
deprisa, mientras luchaba por mantener el control sobre su cuerpo y mientras
ella caía en un torbellino de pasión. Hella pronunció su nombre en susurros y
al final se tensó completamente, experimentando su primer orgasmo. Al final,
con un último y poderoso empujón la penetró una última vez, hundiéndose hasta
el fondo, saboreando la dulzura de su cuerpo y experimentando su propia
liberación, cayó encima de Hella y se mantuvo abrazado a su cuerpo por unos
segundos, pero luego salió de su interior y se recostó a su lado atrayéndola y
colocándola de espaldas a su pecho.
Hella mantenía
los ojos cerrados mientras Charles le acariciaba el cabello e introducía su
nariz para inspirar su olor y luego le besaba la coronilla.
Se mantuvieron en
silencio por varios minutos mientras sus respiraciones se normalizaban, Charles
tomó las sabanas y cubrió sus cuerpos desnudos, luego se abrazó a Hella
nuevamente.
Instintivamente
se dio vuelta hasta estar frente a frente, le sonrió y le besó en la nariz, él
le devolvió la sonrisa. Charles la observaba con mirada profunda, Hella sentía
que estaba analizándola, por lo cual se mostraba cohibida, evitando sus ojos,
posándolos en un punto imaginario. Charles le tomó la barbilla con el dedo
índice y la insto a que lo mirara a los ojos.
—¿Te encuentras bien? —dijo en voz baja, observándola con mirada
profunda.
—Sí, bien —afirmó, sin embargo, Charles la sentía
insegura.
—¿Sólo bien? — Intentó sonsacar, tratando de mostrarse
comprensivo—.
Esa pequeña
arruga que se nota aquí. — Llevó el dedo índice hasta su frente,
prodigándole una suave caricia, logrando con ello que destensara esa zona
mientras se revolvía un poco—. Me indica que algo te preocupa o te molesta ¿Podrías explicarme
qué te sucede pequeña? — Hella dibujó una pequeña sonrisa.
—Pues. — Se mordió el labio inferior y frunció el ceño—. ¿No te incomoda un poco el hecho de
que hace tan sólo unos días estabas aquí con otra persona en una habitación
distinta a ésta? — Sintió como el aire que no notó que
había estado conteniendo comenzaba a fluir a través de sus pulmones,
expulsándolo. Charles frunció el ceño
—No entiendo por qué debes darle tantas vueltas
a esto, te expliqué que lo que sucedió entre Vivian y yo fue algo muy casual, y
no quiero sonar como un cínico pero es la realidad y no puedo decirte otra cosa.
— Acarició suavemente la barbilla de
Hella en tanto la observaba con intensidad.
—¿Y Cuál es la diferencia entre nosotros?
Estamos haciendo lo mismo ¿O no? —señaló dubitativa.
—No pequeña, esto es completamente diferente. — Enarcó una ceja—. A menos que tú me digas que para ti
sólo fue un momento de pasión y que no significó nada.
—¡No digas eso! — Se echó en sus brazos, pasándolos a través
del cuello, aprisionándolo en un fuerte abrazo, queriendo demostrarle el fervor
de sus sentimientos. Sintió como se relajaba, haciendo una profunda exhalación.
La tomó por los antebrazos y la alejó un poco para mirarla a los ojos. Ella le
devolvía una tímida sonrisa.
—¿Ese abrazo quiere decir que esto es
diferente?
—Sí. — Reafirmó asintiendo con la cabeza—. Es mucho más que un arrebato, no sé
si te has dado cuenta de mis reacciones ante tu cercanía, la forma en que me
siento contigo, jamás lo había experimentado… Yo, me siento abrumada, nerviosa,
no lo sé, es una mezcla de todo. — Sonrió. Charles tomo sus manos y le besó los
nudillos, mostrándose satisfecho ante su respuesta.
—Eres mágica Hella, jamás me había sentido de
la misma forma en que me siento ahora. — Hella sonrió visiblemente emocionada y
alagada.
—Charles, yo… — Él sonrió.
—Me gusta el sonido de mi nombre en tus labios.
—Intento decir que, aunque deseo disfrutar al
máximo éste increíble momento contigo, yo… no soy la clase de mujer que hace
éste tipo de cosas.
—Lo sé Hella. — La interrumpió—. Por eso me siento tan feliz y tan
satisfecho. No esperaría menos de ti, si fuera diferente me sentiría muy triste.
— Hella sonrió tímidamente—. Ahora sólo quiero que intentes dormir.
— La tomó por los hombros atrayéndola y
la recostó en su pecho.
—¿En serio te quedarás a dormir?
—Por supuesto que sí ¿Tienes algún problema con
ello? —
La observó intrigado.
—¿Debo sentirme halagada? Es que como el otro
día me dijiste que no pensabas quedarte, no lo sé. — Dudó y
Charles la aprisionó más hacia sí, luego la besó en la frente, mientras ella lo
observaba con sus inocentes ojos verdes.
—Más bien espero que te sientas feliz.
Hella sonrió
ensoñadoramente, consciente de que ese hombre la tenía fascinada.
—Mucho —dijo. Se apretujó más a su pecho, lo beso y
cerró los ojos.
Ahhh ya hay nuevo capitulo. Madre mia me tengo que poner las pilas en cuanto me libere de algunas cosas.
ResponderBorrarun saludo, prometo que lo hare de verdad
Gracias guapis, espero que te guste,ya me contarás!
BorrarBeso
¡Hola reina!
ResponderBorrarMe tengo que poner al día para seguir toda la historia pero por lo poco que leo creo que en cada capítulo vas mejorando tu estilo al escribir.Por cierto este capi es super tierno ^^
Besitos ♥
-Freyja
Hola! Gracias guapis, me emociona mucho que pienses eso, pues de aquí en adelante no sé bien lo que se espera, ojalá sea mejor.
BorrarBesos!